El curso se desarrollará de forma online asincrónica, ya que los alumnos disponen del material en el aula virtual, por lo que no hay horarios de conexión.
Atenas y Jerusalén son los dos epicentros culturales que constituyen la columna vertebral de la historia de Occidente. Sin valorar la herencia cultural de esas dos civilizaciones, la helénica y la semítica, difícilmente puede echar a andar ningún ejercicio histórico serio. El hebreo bíblico nos permite penetrar en el segundo de estos dos monumentos civilizadores, quizá el más olvidado. Un conocimiento, siquiera somero, de la lengua hebrea nos pondrá en disposición de leer en directo los textos bíblicos, la tradición masorética y, en general, tener contacto con la producción literaria más extensa de toda la Antiguedad en cantidad, tras la greco-romana. Para el historiador y el filólogo especializado en la Antiguedad, el hebreo bíblico también es un excelente instrumento comparativo que le permitirá tamizar las diferentes múltiples lenguas semíticas o camito-semíticas que contiene la oferta linguística del CEPOAT (acadio, fenicio, eblaíta, egipcio, copto, etc.). El Hebreo Bíblico forma parte de las denominadas lenguas semíticas, surgidas en el antiguo Próximo Oriente Antiguo. Los documentos bíblicos y extrabíblicos redactados en hebreo son necesarios para conocer los orígenes de gran parte de nuestra cultura y tradición, llegando a ser conocida la lengua en gran manera por los intelectuales y humanistas del siglo XVI, siendo entonces de estudio prácticamente obligatorio. Junto al griego y el latín, el hebreo se convierte en la tercera gran lengua clásica, lengua de cultura que transmite en sus voces proféticas el legado de toda una etnia de raigambre patriarcal, entroncada en lo más hondo de la tradición de lo que denominamos Occidente.