Actividad de caracter semipresencial (ver calendario)
La habilidad en expresar una idea es tan importante como la idea misma. Lo dijo Aristóteles hace más de dos mil años, pero el concepto sigue siendo tan vigente ahora como entonces.
La Oratoria, o la capacidad de mover a otros a través de nuestro discurso, es una herramienta básica para sobrevivir en el mundo profesional: desde que nos presentamos a una entrevista de trabajo, hasta que tenemos que vender nuestra idea a un grupo de inversores, o motivar a nuestro equipo. Y sin embargo, la Oratoria (y las habilidades comunicativas en general) sigue siendo la gran olvidada de los programas educativos en España. En otros países, como Estados Unidos, el arte de hablar en público (public speaking) no sólo forma parte de los programas educativos obligatorios, sino que se considera una de las partes más importantes del currículo escolar. Son conscientes de que, por muchos conocimientos que un alumno acumule, no podrá ser un buen profesional si después no consigue transmitirlos de forma efectiva.
En España, ya desde secundaria, la mayoría de alumnos son incapaces de poner en alto sus ideas, de defenderlas delante de un auditorio por pequeño que éste sea y la cosa no cambia en las universidades. Los alumnos evitan por todos los medios tener que exponerse, hasta que llega el momento de tener que presentar un trabajo fin de carrera ante un tribunal. Entonces, aparecen todas las carencias acumuladas hasta ese momento con el resultado de que un alumno brillante puede no resultarlo tanto. El problema se hace extensivo después, ya en la vida profesional.
Decía el abogado y gurú empresarial Peter Drucker que al menos el 60% de los problemas de una empresa son consecuencia de una mala comunicación. Se trata de un dato global, pero si nos centramos en España, la cifra puede llegar a ser incluso mayor, ya que según un informe del Observatorio de Innovación en el Empleo (OIE), promovido por Adecco (http://www.adecco.es/_data/NotasPrensa/pdf/637.pdf) el 75% de la población sufre miedo a hablar en público.
A este miedo a hablar en público hay que añadir, además, la escasa preparación de nuestros profesionales para estructurar de forma clara y concisa sus discursos. Sobre todo cuando hablamos de materias económicas o empresariales, las presentaciones o conferencias suelen convertirse en un recital de números y estadísticas que difícilmente llegan a motivar a la audiencia.
Que los estudiantes y profesionales aprendan, primero a argumentar sus ideas de forma comunicativamente eficaz, y a transmitirlas después haciendo buen uso de sus herramientas de comunicación no verbal, es un camino básico de cara a poder defender sus tesis o proyectos y a abrirse camino en un entorno profesional cada día más árido y competitivo.
Las competencias comunicativas son la llave hacia la excelencia profesional.