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Desde sus orígenes, el cine ha vuelto la vista hacia el pasado de la Humanidad buscando inspiración. La forma en la que los cineastas se acercaron a la Antigedad fue muy diversa e iba desde la realización de retratos de tinte biográfico de personajes históricos hasta la adaptación de obras literarias clásicas, pasando por la revisión de acontecimientos relevantes o la reinvención del propio pasado desde perspectivas fantasiosas.
Los géneros en los que se plasmaron estos enfoques fueron igualmente variados lo que, desde el primer momento, enriqueció la imagen que los espectadores recibieron de la Antigedad a través de la gran pantalla. De esta forma, ya en el cine mudo existen películas dramáticas, cómicas, fantásticas, animadas, e, incluso, de ciencia ficción y de terror, ambientadas o inspiradas por el mundo antiguo. Esta tónica se mantendrá a lo largo del tiempo demostrando la inagotable y valiosa riqueza que supone el mundo antiguo como fuente de creatividad.
Con el paso de los años, este tipo de películas de carácter histórico, igual que el devenir del propio cine, sufrieron altibajos en cuanto a calidad y a cantidad, así, mientras que a mediados de s. XX se realizaron grandiosas producciones como Cleopatra (1963), Espartaco (1960), Quo Vadis (1951) o La caída del Imperio Romano (1964), las décadas finales de ese mismo siglo nos dejaron un inhóspito panorama en el que a duras penas destacaron algunas producciones como Furia de Titanes (1981) o La vida de Brian (1979).
Afortunadamente, en los últimos tiempos el interés por la Antigüedad en el cine ha resurgido si cabe aún con mayor ímpetu de la mano de películas como Alejandro Magno (2004), Gladiator (2000) o Troya (2004) que han cosechado un gran éxito entre público el cual demuestra, además, una gran demanda de este tipo de producciones. Del mismo modo, gracias a los avances tecnológicos, se pueden recrear los escenarios históricos de manera mucho más realista y atrayente lo que hace que los espectadores se sumerjan más profundamente en la atmósfera y en la época antigua. Todo esto augura un interesante futuro al cine ambientado en el mundo antiguo, que acerca a la gente a nuestra historia y que, ofrece información sobre el pasado, pero, sobre todo, de la actualidad, de nuestra sociedad y de cómo la proyectamos sobre los relatos de nuestros antepasados.