Es frecuente la consideración de que el latín ha dejado de existir como lengua viva con la desaparición del Imperio romano en el 476, de ahí su apelativo de "lengua muerta". Sin embargo, el latín continuó siendo una lengua hablado y escrita diariamente en las nuevas naciones surgidas en Occidente y en el Imperio romano de Oriente; y además, nunca dejó de hablarse y de escribirse en toda la Edad Media. Es más, en el Renacimiento fue la lengua usada por todos los humanistas y siguió siendo la lengua de la cultura, la filosofía, el derecho, la ciencia, y cualquier alta expresión del espíritu. Todavía autores como Newton o Kant escribieron obras capitales en latín.
Hoy día se insiste en la importancia del conocimiento de la lengua original de un escritor, especialmente en filosofía, para poder investigar sobre él. Nadie duda de que hay que investigar sobre Kant o Heidegger en alemán, o sobre Hume o Quine en inglés. Ahora bien, sucede que casi toda la filosofía está escrita en latín, e incluso, respecto a la filosofía escrita en griego o árabe, podemos considerar que existe el correspondiente autor latino (el Aristoteles latinus o el Averroes latinus).
En consecuencia, el conocimiento de latín como lengua vehicular es imprescindible para poder investigar en filosofía y poder entender gran parte de los más importantes logros culturales de Occidente. Y además, consideramos que el cultivo de lo propiamente humano (humanitas) tal como se concibió y realizó en el mundo latino (en latín: latine) es un actividad altamente enriquecedora de cada persona y de toda la sociedad. De ahí, el título de este seminario: Latine humanitas (lo humano en latín).
Y además, esperamos que, a través del uso vivo del latín, los participantes vayan poco a poco familiarizándose con él, y así puedan usarlo para escribir y hablar, en sus tareas científicas y en sus relaciones con personas de todas nacionalidades.