En las últimas décadas, ha venido desarrollándose en Europa un interés creciente por la cultura fenicia, tanto en el ámbito científico y universitario con proyectos de investigación como la Missione Archeologica a Mozia (Universidad de Roma - Sapienza) o las excavaciones en Cartago (UNESCO Universidad de Hamburgo), como entre el público general, lo que explica el éxito de las diferentes exposiciones internacionales que han tratado de forma monográfica el tema (Milán, 1988; París, 2007-2008). En paralelo, diversos países de la cuenca mediterránea han desarrollado en los últimos años una Ruta de los Fenicios que, con una motivación eminentemente turística y económica, se han centrado en el legado de este pueblo que ligó como ningún otro oriente y occidente para compartir experiencias, unir paisajes, lenguas y culturas en torno a un pasado común, y que ha sido declarada Itinerario Cultural por el Consejo de Europa. La relevancia histórica del pueblo fenicio en la Antigüedad radica en su propia idiosincrasia, en su naturaleza viajera, comercial y en su capacidad de aglutinar saberes y experiencias, de establecer puentes y de transmitir conocimientos. Para el caso específico de la península ibérica, un correcto conocimiento de la Arqueología fenicia resulta esencial a la hora de interpretar y valorar los complejos procesos socio-políticos iniciados en la primera mitad del Iº milenio a.C. y muy en especial el origen de la propia Cultura Ibérica, cuya eclosión allá por el siglo VI a.C. se correspondió con el fin (teórico) de la colonización fenicia en las tierras de la vieja Tartessos.