El curso que nos ocupa ahora de Geoarqueología es de gran interés, ya que es una disciplina relativamente reciente, surgida de la necesidad de unir aspectos arqueológicos y geológicos que resultan indivisibles en muchos aspectos, derivados de tener la condición de ciencias históricas. Ha tenido un gran auge a partir del año 2000, paralelamente al desarrollo y expansión de las técnicas clásicamente usadas para la Geología del Cuaternario: dataciones radiométricas, isótopos estables, paleomagnetismo, etc. El uso de estas técnicas de estudio, y otras muchas, en la investigación de yacimientos arqueológicos se ha disparado en los últimos años de manera que hoy día son imprescindibles para obtener una información rigurosa de tantos aspectos que ya se han convertido en indispensables. Por esta razón la Geoarqueología está considerada una disciplina en pleno proceso de crecimiento y expansión y complementa la información básica sobre cuestiones arqueológicas que necesitan de la información geológica para encontrar un marco contextual riguroso. En los últimos años son frecuentes los equipos de arqueólogos que incorporan a geólogos en sus campañas de excavaciones para cubrir la vertiente geológica de muchos de los yacimientos que hoy día se investigan: aspectos como la evolución paleoambiental, la evolución geomorfológica, las composiciones y procedencias de útiles líticos, los pigmentos, todo lo relacionado con cuevas o abrigos y un sinfín de cuestiones son tratadas por geólogos desde un punto de vista geoarqueológico. Aspectos paleontológicos o sedimentológicos, claves para entender procesos de evolución faunística (incluyendo el hombre) o de generación de yacimientos, son tratados conjuntamente con la visión arqueológica y con técnicas usadas en arqueología. En definitiva, la Geoarqueología es una disciplina multidisciplianar de actualidad que tiene su razón de ser en el estudio de los procesos geológicos que interfieren con la actividad humana.