Originalmente creada y validada por el Dr. G. Klerman y la Dra. M. Weissman para tratar la depresión unipolar en adultos, la Psicoterapia Interpersonal (IPT) ha sido adaptada con éxito para tratar otros trastornos afectivos (trastorno bipolar, distimia, inestabilidad emocional), trastornos de ansiedad (trastorno de estrés postraumático, fobia social, trastorno de pánico), trastornos de la conducta alimentaria (bulimia nerviosa y trastorno por atracón), en diversas poblaciones (adolescencia, etapa perinatal y vejez) y formatos (individual, en pareja, grupal).
La IPT parte de la idea de que la causa de los trastornos mentales es múltiple pero estos pueden ser tratados con éxito y de forma breve si intervenimos en el contexto social cercano e inmediato del paciente, haciéndole reflexionar sobre sus roles sociales, sus expectativas, su forma de comunicarse, la calidad de sus relaciones interpersonales y las emociones que se asocian a todo lo anterior.
La IPT sigue tres fases durante el tratamiento, que suele durar 12-16 sesiones de 50 minutos con una frecuencia semanal. Durante la primera fase del tratamiento se atribuyen los síntomas del paciente a una enfermedad médica, que el paciente ha de afrontar (rol temporal de enfermo), se explora qué tipo de relaciones familiares, conyugales, laborales y de amistad posee el paciente (inventario interpersonal) y se relacionan temporalmente dichos síntomas con un área problema en sus relaciones interpersonales (formulación del caso). Esta área problema constituirá el posterior foco de intervención durante la fase intermedia y así quedará establecido en un contrato terapéutico. Las 4 áreas problema son la muerte de un ser querido (duelo complicado), el conflicto entre las expectativas recíprocas que se tienen en una relación significativa (disputa de roles), la dificultad para adaptarse a una nueva situación vital (transición de roles) y la dificultad para establecer relaciones de confianza, lo que conduce al aislamiento y/o la soledad (déficit interpersonal). Para concluir, la fase final del tratamiento se dedica a la prevención de recaídas y la despedida del terapeuta.
A pesar de ser un tratamiento validado empíricamente, protocolizado y recomendado por las guías de práctica clínica nacionales e internacionales para distintos trastornos mentales, en igualdad de condiciones que la terapia cognitivo-conductual, la IPT no suele incluirse formalmente en los planes de estudio de pregrado y de posgrado de las universidades españolas. Este curso, eminentemente práctico, pretende hacer accesible al alumnado el conocimiento y la práctica de la IPT.